Cómo desarrollar disciplina cuando no tienes motivación (y dejar de depender de la inspiración barata)
Motivación y disciplina no son lo mismo.
La motivación es esa sensación efímera que te hace querer cambiar tu vida un lunes por la mañana, pero que desaparece antes del miércoles. La disciplina, en cambio, es lo que hace que sigas adelante cuando no tienes ganas, cuando todo se siente difícil y cuando tu cerebro intenta sabotearte. Así que si estás esperando sentirte motivado para hacer las cosas, estás en un problema. Aquí te voy a enseñar cómo desarrollar disciplina de verdad. A Cómo desarrollar disciplina cuando no tienes motivación:
1. Acepta que no necesitas sentirte bien para actuar
Si solo hicieras las cosas cuando te sientes motivado, estarías atrapado en un ciclo infinito de excusas. ¿Sabes quién más funciona así? Un niño de cinco años. Pero los adultos responsables (o al menos los que logran algo en la vida) entienden que no siempre tendrán ganas y que eso no importa.
La clave es actuar a pesar de lo que sientas. No tienes que querer ir al gimnasio, solo tienes que ir. No tienes que estar inspirado para estudiar, solo abre el libro. No esperes a que llegue la emoción; actúa primero y la emoción vendrá después.
2. Crea un sistema, no dependas de tu fuerza de voluntad
La fuerza de voluntad es como la batería de un celular viejo: se agota rápido. Si cada día tienes que debatir contigo mismo sobre si hacer algo o no, eventualmente fallarás. Por eso, necesitas un sistema que elimine la opción de rendirte.
Ejemplo:
- Si quieres entrenar, ten tu ropa lista desde la noche anterior.
- Si quieres leer más, bloquea redes sociales en tu celular por las mañanas.
- Si quieres comer mejor, no compres comida basura.
Haz que la decisión correcta sea la más fácil.
3. Empieza con acciones ridículamente pequeñas
Uno de los errores más grandes es tratar de cambiar todo de golpe. «Voy a entrenar dos horas al día» o «voy a leer un libro por semana». Suena bien, pero es insostenible.
La solución: empieza con lo mínimo. Haz 5 flexiones en lugar de una rutina de una hora. Lee una página en lugar de 50. Cuando el hábito sea sólido, aumenta la intensidad. Pero primero, asegúrate de hacerlo parte de tu vida.
4. No te des permiso para negociar contigo mismo
Tu cerebro es un maestro del autoengaño. Te dirá: «Hoy estás cansado, mejor empieza mañana», o «Hiciste mucho ayer, descansa un poco más». Si le das espacio a estas excusas, perderás.
Cuando decides hacer algo, lo haces sin discutir. No hay opción B. Si tienes que entrenar, entrenas. Si tienes que estudiar, estudias. La gente disciplinada no pierde tiempo negociando con sus propias debilidades.
5. Usa la regla de los dos minutos
Cuando algo parece demasiado difícil, hazlo por solo dos minutos. La mayoría de las veces, una vez que empiezas, terminas haciendo más.
- ¿No quieres entrenar? Solo haz el calentamiento.
- ¿No quieres leer? Solo abre el libro y lee un párrafo.
- ¿No quieres trabajar en tu proyecto? Solo empieza y mira qué pasa.
El truco está en vencer la resistencia inicial. Una vez que pasas esa barrera, todo se vuelve más fácil.
6. Sé el tipo de persona que hace lo que dice que va a hacer
Cada vez que fallas en cumplir tu palabra, le enseñas a tu cerebro que eres alguien que no se toma en serio. La disciplina no es solo sobre hábitos; es sobre identidad.
Empieza a verte a ti mismo como alguien que cumple. Si dices que vas a entrenar, entrenas. Si dices que vas a comer saludable, lo haces. No es sobre la tarea en sí, es sobre en quién te conviertes al cumplir lo que te prometiste.
«La disciplina es la libertad. La motivación es efímera, pero la disciplina es la que te lleva al éxito cada día.»
Jocko Willink, un ex Navy SEAL y autor de Discipline Equals Freedom
Conclusión: la disciplina es hacer lo que tienes que hacer, sin excusas
Si esperas a sentirte motivado, estarás atrapado en un bucle de inacción. En cambio, si desarrollas disciplina, actuarás sin importar lo que sientas. Y cuando eso pasa, te conviertes en alguien imparable. Así que deja de esperar la chispa mágica y empieza ahora. Hazlo sin ganas, hazlo cansado, hazlo sin motivación… pero hazlo.
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